Agosto 10, 2008 (Hogle Zoo, UT)

Salt Lake City, Utah

Lógica de Zoológicos

Cuando tenía 8 años mi padrino me llevo al Zoológico de Buenos Aires. Por supuesto yo estaba más que entusiasmado por ver a los animales más raros, como la cebra, la jitafa, o los rinocerontes.



Me acuerdo que en el lugar había muchísima gente y, entre los animales y los gritos de todos los nenes que había hacían del lugar un verdadero caos.

Cuando fuimos a ver a los leones, me acuerdo de unos nenes que se burlaban de un viejo y feo león.



EL león estaba sentado sobre una roca y puedo jurar que me estaba mirando. (Verlo mirarme mirándolo me hizo sentir incomodo)

El león se levanto, miro fijamente a los nenes que se burlaban de él y pego un rugido que se sintió hasta lo más profundo de cada uno de los presentes (tanto animales tanto como personas)

Tanto así que todo el zoológico estaba en silencio por unos minutos. Nadie ni nada se atrevía a “desobedecer” lo que parecía ser un pedido de silencio.


Después de ese día decidí nunca más volver a pisar un zoológico, y nunca más lo hice.

Es una de esas cosas que uno decide hacer y por alguna razón se vuelve una cuestión de “principios” y las cumple.

20 años después y todavía mantengo los mismos principios… al menos lo hice hasta el sábado pasado.


El Sábado pasado

El sábado pasado, el trabajo de uno de mis amigos que vive conmigo alquilo el Zoológico de la ciudad del Lago Salado o Salt Lake City (Hoogle Zoo) para una fiesta de trabajo.

Mis compañeros de casa fuimos para apoyarlo y para pasar la tarde en el zoológico.
















No habia leones en este Zoologico, lo cual me sorprendio

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