Los búlgaros y los platos sucios

Febrero 24, 2008

REXBURG, Idaho-- Yo vivo en un apartamento ubicado a una cuadra del Campus de la Universidad. El ritmo de la vida como estudiante universitario es bastante agitado para un pueblo tan tranquilo como Rexburg, Idaho.

Cuando recién me mude a Rexburg pensé que iba a ser difícil vivir con búlgaros. Lo primero que note cuando entre por primera vez en el apartamento es el fuerte olor de la comida que uno de los búlgaros estaba cocinando.


(Bandera de Bulgaria)

Ellos cocinaban todo el tiempo, pero les cuesta acostumbrarse a lavar los platos. Al principio, cada noche yo ponía todos los cubiertos, cacerolas y platos en el lava bajillas; y cada mañana, antes de ir a trabajar, ponía todos los platos limpios en su lugar.

Un día llegue y encontré todos los platos, cubiertos, vasos, sartenes, y cacerolas en la pileta, lleno de salsa y comida.


(Asi encontraba yo los platos sucios)


El jarrón (de los platos sucios)

Ese día hable con los búlgaros y quedamos en acuerdo que si alguien deja algún cubierto en la pileta o en la mesa del living tiene que pagar un dólar (como cuando decís una mala palabra pones un dólar en el jarrón)

La plata que juntáramos la íbamos a usar para comprar pizza de 15 dólares.

Todos nos pusimos de acuerdo, y si hay algo bueno de los Búlgaros es que uno puede confiar en su palabra.

Al principio fue difícil, cada fin de semana comprábamos una pizza, hasta que de a poco nos acostumbramos a lavar los platos.

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